Una vacante
El celular vibraba descontroladamente en el bolso de Eiko. Le hablaban de la universidad, lo cual le pareció raro siendo que era Domingo a las 5 de la tarde.
El celular vibraba descontroladamente en el bolso de Eiko. Le hablaban de la universidad, lo cual le pareció raro siendo que era Domingo a las 5 de la tarde.
‹‹De seguro es una de esas grabaciones que me dirá que
debo un millón de dólares al instituto, o que las horas de labor cambiaron, o que los
ejecutivos secuestraron a sus alumnos, o que el campus esta en llamas››
Los ojos de la
chica se iluminaron ante la posibilidad de la última idea entre sus
pensamientos. Un incendio podría significar una prórroga para sus exámenes de
mediados de semestre... muy, MUY conveniente.
—Buenas tardes, ¿Hablo con la señorita Castile?— La muchacha al otro lado de la línea parecía tener prisa.
—Sí, soy yo. Eiko Castile ¿En qué le puedo
ayudar? — Los ojos de Eiko se habían apagado al descartar la última y la
penúltima opción provenientes de su mente.
—Me
llamo Mónica Martínez, le hablo de la Universidad Autónoma. He estado revisando
las aplicaciones de los estudiantes para trabajar en el campus. Vera, se acaba
de abrir una vacante en la biblioteca de la escuela. El motivo de mi llamada es
para ofrecerle el puesto. De aceptarlo empezaría mañana a las 7 de la mañana. Tendría
que venir a la oficina 315 en el edificio administrativo a recoger sus cosas y su horario, el cual no
interfiere con su horario de clases.
Mónica
había hecho una pequeña pausa y al tener unos buenos segundos de silencio
incomodo decidió soltar la razón de la vacante.
—Comprendo
que esto pueda ser precipitado, pero el antiguo bibliotecario acaba de
fallecer. Estamos buscando reemplazos que puedan cumplir con sus servicios. Ya
que el señor era el único que se encargaba de la biblioteca, requerimos de 3
estudiantes que cubran el servicio— Mónica destrozaba sus uñas por el
nerviosismo. Eiko era el último candidato que llamaría ese día, necesitaba que
aceptara —. De aceptar, usted recibiría entrenamiento mañana en la mañana junto
con otros dos estudiantes. Su salario será un 25% más que el salario mínimo
establecido por ley.
Eiko
hizo las operaciones correspondientes en su cabeza para visualizar su salario
antes de impuestos. Si, era precipitado pero era una buena oferta. Quería pagar
sus préstamos estudiantiles antes de salir de la escuela y era mejor que la
oferta de la cafetería de la calle Ilif. Se preguntaba como había fallecido el
antiguo bibliotecario pero no le prestó mucha atención por el momento.
—Está
bien si paso a las 6:30 de la mañana por las cosas para estar en la biblioteca
a las 7 de la mañana?
—¡Claro
que sí! Pregunta por Mónica Martínez al llegar a la oficina. Te atenderé
personalmente.
—Muy
bien, allí estare.
Mónica se desbordaba de felicidad. Podría ir a casa después de estar buscando estudiantes todo el día. Solo esperaba que los estudiantes no bajaran al sótano de la biblioteca los primeros días. E olor del químico tardaría en irse. También esperaba que no hicieran preguntas acerca del señor Robles, El pobre señor Robles cuyo final fue trágico pero seguía siendo un misterio.
Mónica se desbordaba de felicidad. Podría ir a casa después de estar buscando estudiantes todo el día. Solo esperaba que los estudiantes no bajaran al sótano de la biblioteca los primeros días. E olor del químico tardaría en irse. También esperaba que no hicieran preguntas acerca del señor Robles, El pobre señor Robles cuyo final fue trágico pero seguía siendo un misterio.
Por
otro lado Eiko estaba feliz de tener un trabajo. Amaba el cálido silencio de
las bibliotecas y tenía el presentimiento de que no sería muy estresante a
menos que se tuviera que encargar del aula de las computadoras todo el tiempo. Con
una sonrisa en su rostro guardo el celular en su bolso de cuero y siguió
caminando por el centro de la ciudad.
porque le pusiste martinez mala, haha :c
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